martes


No hace mucho que llegué a la conclusión de que has sido como la herida que nunca se olvida por la cicatriz blanquecina que deja en la piel. Tus cicatrices me llenan el cuerpo y el alma, en todos esos lugares en los que, inocente de mi, dejé que tus manos, tu boca y tus palabras me recorriesen. Y si volvieses mil veces, mil veces me dejaba besar, acariciar y engatusar otra vez. 

1 comentario:

  1. Llega un día en que dejas de mirar la cicatriz, sabes que está ahí pero no le das importancia.

    ResponderEliminar