domingo

Ya apenas recordaba como era el olor de tu cuello, ni como era el contacto de tus manos. Dejamos pasar tantos segundos entre nosotros que nos encontrábamos en otra onda vital. Y no se me ocurrió otra cosa que intentar volver a todo lo que era cerrando los ojos y gritando en silencio las cosas tres veces, como cuando era pequeña y pedía algo tres veces en mi mente y algunas veces llegaba a cumplirse. Pero parece que tú ya no tienes tiempo para quererme, y yo no tengo nada.

5 comentarios: